Mª Carmen, auxiliar DomusVi Inmaculada Concepción

En primer lugar quiero trasladarles un mensaje de serenidad a los familiares y amigos de la residencia, ya que se ha procedido de forma diligente e inmediata ante esta pandemia, y gracias a ello, por segunda vez, afortunadamente, todos los test realizados han dado negativo.

No obstante entiendo su preocupación e inquietud por no poder ver en persona a su familiar institucionalizado, ya que el ser humano si no ve es más escéptico ante la verdad. Pero, os puedo garantizar, que se está actuando con total precaución, y sobre todo con muchísimo afecto.

Tengo que deciros, que cuando comencé a estudiar esta profesión, y comencé la parte práctica del curso, lo primero que me explicaron es la importancia de no ejercer el apego, pero eso, es imposible, y con esto os intento transmitir que para todos nosotros, sus familiares son los nuestros, que siempre ha sido nuestra prioridad el que estén bien atendidos y más aún en estos momentos.

Es difícil esta transición para todos, pero tenemos que ser fuertes de mente y de corazón. Ellos están bien y lo único que se lleva peor es no poder abrazarlos, porque somos humanos y tenemos un cuerpo tangible…pero todo llegará…mientras tanto, a pesar de tener que guardar la distancia, se hace todo lo posible para transmitirles nuestra estima y amenizarles su confinamiento.

En segundo lugar quiero agradecer enormemente a todos los compañeros de la residencia, (y al decir compañeros hago referencia a todas las personas que trabajan en ella) por la ternura y el cariño que me otorgan, a través de sus llamadas y mensajes de apoyo y ánimo. Todos se han volcado conmigo y eso nunca lo olvidaré.

Como ya les he dicho a ellos (pero quiero que lo sepa todo el mundo) juntos forman un equipo humano inmejorable al que yo tengo la inmensa fortuna de pertenecer.

Les doy las gracias por ello y por hacerme tan feliz, ya que para mí es el estado de ánimo más importante de la vida, para seguir adelante con entusiasmo…la felicidad y la libertad para poder serlo. Y, sin duda, sin ellos, sin mi familia, amigos, y conocidos, todo hubiese sido más tormentoso y frustrante.

Los quiero y por mucho que les diga, siempre habrá un sinfín de palabras que los engrandecen. Un compañero mío dijo que cuando llegas a la residencia ya no hay miedo, estoy totalmente de acuerdo con él, porque cuando llegas allí el miedo no existe, se desvanece, ya que estas rodeando de tanto amor que sólo afloran los buenos sentimientos, la concordia y la complicidad.

Entonces tomas consciencia de la importancia del compañerismo y de la amistad que nos enlaza por encima de todas las cosas. Y no habrá nada ni nadie que pueda abatir estas sensaciones si tenemos un alma íntegra sin inquina ni resentimiento.

Solo me queda decir, y con esto concluyo, que con esta plantilla dotada de tanta generosidad nada puede salir mal, yo estoy deseando volver con ellos para seguir batallando a su lado.

Una auxiliar muy agradecida.

Mª Carmen
DomusVi Inmaculada Concepción (Puente Genil, Córdoba)