Clara, terapeuta ocupacional DomusVi Tres Cantos
Hoy quiero compartir con vosotros un pensamiento de San Juan Pablo II que me ha ayudado en este mes trabajando en la Residencia para mayores DomusVi Tres Cantos. Dice así: “el sufrimiento está presente en el mundo para provocar amor, para hacer nacer obras de amor al prójimo, para transformar toda la civilización humana, en la civilización del amor”.
Este tiempo de pandemia nos ha arrebatado la vida. Así de dramático es: nuestros mayores están doblemente confinados (primero, en la residencia y dentro de ella, en sus habitaciones); han visto rotas sus rutinas y actividades significativas, reducidas a una mínima expresión sus relaciones personales y familiares.
Les hemos provocado de golpe un desequilibrio ocupacional, les hemos “enjaulado” en cuatro paredes, y, para colmo, nos hemos “disfrazado” con mascarillas, batas, guantes, para protegerles protegiéndonos.
En este paisaje, “nuestros abuelillos”, los verdaderos héroes sin capa, me han enseñado tres lecciones importantes:
La primera lección: el tiempo es algo maravilloso, úsalo bien. Todos los días subo a visitar a los residentes. Yo, que odio las “visitas de médicos”, he aprendido a hacerlas, ¡y a disfrutarlas! El truco está en preguntar ¿cómo estás? y después, ESCUCHAR… con el corazón. Lo siguiente es robarle una sonrisa, -el sufrimiento está presente para hacer nacer obras de amor al prójimo-… Realmente no se la robas; al sacársela, se la queda para siempre (esas arrugas en las comisuras de sus labios, llevarán tu nombre y apellidos).
La segunda lección: toda una vida cabe en la palma de una mano. Me encuentro una tarde sosteniendo la mano de un residente de Cuidados Paliativos, ¿qué mano es la que sostiene y cuál es la sostenida…? Me desborda la dignidad de esta persona, el valor de su vida, y no sé cómo, pero esos 88 años son acogidos en mis manos. Fijaos, no siempre podremos decir adiós, pero todos los días podemos susurrar “te quiero”. -El sufrimiento está presente en el mundo para provocar amor…-.
La tercera lección: la caridad se desata en medio de un equilibrio inestable de emociones -…para transformar toda la civilización humana, en la civilización del amor-. Dentro de las dificultades que hemos compartido, -y de las dificultades que nos quedan-, he tenido la experiencia de que, en muchos momentos, “nuestros disfraces” nos han ayudado a desnudarnos por completo y ser nosotros mismos. Con los compañeros, con los familiares, con los residentes, mostrando HUMANIDAD, mostrando VOCACIÓN.
La CARIDAD se ha visto desatada formando un EQUIPO, para transformar la civilización humana, en la civilización del amor: “Quien cuida ama, quien ama cuida”.
Con esta actitud se vive de otra manera. Porque se puede llegar a vivir esto con sentido, con resiliencia, con corazón. Como dice una de nuestras heroínas “sin capa”: “si tienes buenos cimientos, no te resbalarás en arenas movedizas”.
Mª Clara
DomusVi Tres Cantos (Madrid)