Celia, terapeuta ocupacional Residencia Isdabe

Hace ya algo más de diez años, cuando estudiaba terapia ocupacional, nunca ninguno de los que impartían clase en la facultad podía pensar que aquellos jóvenes a los que formaban para fomentar las capacidades de sus pacientes, serían parte del equipo de “soldados” que batallarían la guerra más dura que nadie hubiese imaginado: una pandemia sanitaria devastadora.

Y así es, aquellos jóvenes que nos formábamos en diversas materias para formar los equipos interdisciplinares hoy dejamos de lado nuestras competencias y dejamos de ser terapeutas ocupacionales, psicólogos, trabajadores sociales, directores… para convertirnos en familia de aquellos residentes que cuidamos y que debido a toda la información que llega del exterior, la incertidumbre, el aislamiento y la desesperanza, sienten miedo por lo que depara el porvenir.

Por eso, cada día todo el equipo trabaja para que cada uno de ellos sonría y se sienta seguro, tranquilo y con la esperanza de que todo va a salir bien: un paseo al sol, un poco de movimiento en actividades, pintar flores para dar la bienvenida al buen tiempo, hacerles su comida favorita, cantarles, escucharles, cogerles de la mano, acercarles por vídeo llamada a sus familiares, hacerles feliz…esas son las misiones que este grupo de “soldados” se plantean día a día para su familia llamada RESIDENCIA.

Y así es, la residencia se convierte en tu familia, con residentes que siempre tienen buenas palabras de agradecimiento para los trabajadores, porque saben que detrás de esas mascarillas nosotros también sentimos como ellos el temor por lo desconocido; con los compañeros que se convierten en tu apoyo y tu arropo en los momentos de desesperanza.

Esta pandemia, si algo nos ha enseñado es el significado de la palabra EMPATÍA, una de mis favoritas. El ponerse en el lugar del otro, pensar si lo que vamos a decir, hacer o enseñar es beneficioso para alguno de ellos, el cuidarse para poder cuidar.

Desde cada una de las residencias la empatía es el lema de acción, por eso, animo a todos los compañeros a seguir en la línea de actuación, del buen hacer, como un día nos enseñaron los mejores maestros, no me refiero a aquellos que hace diez años nos daban temario, sino a todos los mayores (padres y abuelos) que nos enseñaron las mejores lecciones de vida y que se merecen recoger todo lo bueno que sembraron un día.

Celia
Residencia Isdabe (Estepona, Málaga)