Carlos, mantenimiento Residencia Río Tajo
“NACEN EN MITAD DE UNA GUERRA Y MUEREN EN MITAD DE UNA PANDEMIA.
DECIMOS ADIÓS A UNA GENERACIÓN DE LUCHADORES”
Empieza el día pero en nuestro escenario de rutinas aprendidas flota la misma tristeza que antes de la llegada de este terrible virus, porque curiosamente en la observación se percibe que desgraciadamente nuestros mayores nunca han tenido tanto protagonismo ni tantos cuidados ni tanto mimo y recelo como en estos últimos días…
Convivimos con sus miradas tristes, perdidas, tal vez en recuerdos que huelen a olvido esperando esa visita que cada vez se espacia más en el tiempo, mientras nosotros, sus cuidadores no podemos sustituir esa ausencia, ni llenar tantos huecos de silencio y tantas manos vacías después de tanta lucha, de tantos insomnios, de tantos sacrificios, criados en dictadura y acostumbrados a una disciplina que ahora la siguen poniendo en práctica porque están bien entrenados para la frustración.
Cada uno de ellos es consciente de que este lugar será su final y aunque disfracemos esos nubarrones en sueños de esperanza, nuestros besos nunca podrían curar el dolor de esas heridas emocionales, ni tendrían el sabor de lo que más necesitan que es su familia.
Algunos de ellos sienten que son como flores secas aparcadas en un jarrón que tienes miedo a retirar porque, de alguna manera, te recuerdan la belleza que un día tuvieron y aun así aprenden a sonreír, a convivir y nos dan una lección de vida, de realidad y la transforman haciendo de sus días una normalidad controlada, asimilada y sin duda querida.
Con su mirada, con sus gestos, te demuestran agradecimiento en sus movimientos torpes. La vergüenza que todavía algunos, que se sienten aún válidos, les provoca que unas manos extrañas laven su cuerpo, otros se vuelven agresivos, tal vez un grito silencioso, otras veces ruidoso porque protestan contra la injusticia y el olvido que parte de las familias les trasladan, pero aun así no debemos olvidar y hoy más que nunca, nos lo han demostrado que son el soporte de esta sociedad, son nuestras raíces y la mejor generación que tendremos jamás.
Con el Coronavirus se ha llenado de héroes, de héroes de verdad, no los que nos vienen en los cuentos de cómics; si no sanitarios, supermercados, transportistas, limpiadoras, etc., pero tristemente para nosotros, los trabajadores de residencias de mayores estamos siendo las víctimas, los que cada día les cuidamos, les mimamos, les arrancamos una sonrisa y les convencemos de que la vida siempre merece ser vivida.
Ahora somos las víctimas, pues se nos pone una lupa de 1000 aumentos y se nos lleva a juicio, qué duda cabe que en los centros sanitarios al igual que en las residencias de mayores también existirá la maldad y la mala gestión, pero también puede existir en un hospital o en un supermercado.
El foco que se nos ha puesto a las residencias de mayores, es tremendamente injusto e inhumano, el mismo que hoy puedo decir y ojalá y me equivocara, llevan teniendo nuestros mayores desde hace muchos años.
Alcemos la voz y reconozcamos que también nosotros somos Héroes porque convivimos con el mayor foco, con los más vulnerables, los que más cuidados necesitan y sin duda diariamente con el coronavirus, pero aun así, sabiendo que estamos en el mejor lado de toda esta pandemia, con los mejores y con los que sin duda más merece la pena salvar de esta epidemia.