Beatriz, trabajadora social Residencia Isdabe
En estos desafortunados tiempos que nos ha tocado vivir, en los que el temor por nuestros seres queridos nos ocupa la mente y el corazón, tengo la inmensa fortuna de trabajar con unos compañeros que hacen que cada día a su lado, el temor se disipe, contagiando su serenidad, su valentía y su buen humor tanto a mí como a las personas que viven en nuestro centro.
Esta certeza no sólo la veo y la siento yo, ya que son muchas y diarias las palabras de cariño y agradecimiento de las personas que viven en nuestro centro; nos expresan su agradecimiento por cuidarles día a día, por mantenerles en contacto con sus familias y por hacerles sentir seguros.
Porque eso es lo que yo siento también cuando llego a mi centro: que estoy a salvo, en casa, la de ellos, la nuestra y que juntos, sin miedo, nos enfrentaremos a las vicisitudes que nos depare la vida.