Beatriz, auxiliar Residencia San Ildefonso
DÍA TRAS DÍA A TRAVÉS DE UNA SONRISA
¡Qué orgullosa me siento de haber elegido la mejor profesión y a la vez tan dura!
Encontrarme con estos grandes compañeros y esta gran residencia, que cada uno de ellos proporciona ese cuidado, ese toque de humanidad y respeto que nuestros mayores se merecen. Siempre con esa alegría con la que los cuidamos, porque siempre tenemos presente que cuidamos personas en buena compañía.
No importa la categoría a la que pertenezcamos en estos momentos, todos somos un barco, en el cual cada uno de nosotros remamos con las energías del grumete más novato y perseverantes para guiarnos como el capitán más experimentado.
Estamos atravesando una tormenta, pero esto, aunque haga crujir nuestro casco, nos hará mantener esa fortaleza como ese barco que navega por los océanos, luchando hasta el final como lo estamos haciendo día tras día.
También, cómo no acordarme de esos familiares que desde sus hogares extrañan a cada uno de los residentes, pronto y unidos los podréis ver.
Todo saldrá bien, nosotros les cuidamos.
Y lo más importante… Cada día llegaremos a nuestro puesto de trabajo con la sonrisa del primer día.