Aurora, atención cliente Residencia Isdabe

Desde que comenzó esta situación, recuerdo como una jornada de unión absoluta el día en el que tuvimos que comunicar a los residentes que debían permanecer en sus habitaciones.

Ese día no hubo profesiones diferentes ni distintas categorías. Éramos todos trabajadores con un objetivo común: llevar a nuestros mayores hasta sus habitaciones, y trasladar el mensaje de forma que entendieran que era tiempo de armarse de valor y paciencia, y que esta era una medida preventiva más para protegerles.

Fue entonces, en mitad de la vorágine, cuando escuché decir a una de nuestras residentes: “¡Al menos en la guerra corríamos detrás de los aviones!”. Me quedé tiempo pensando en esa frase, pero no supe darle una respuesta válida. Tenía razón. Este encierro absoluto, esta restricción de la libertad, pese a todo lo vivido por nuestros mayores, puede resultar inédito incluso para esta generación que tanto ha luchado.

Este día, tal y como describo, terminó con éxito. Los mayores colaboraron y los trabajadores demostramos, una vez más, que sólo nos mueve el amor que les tenemos, y el deseo de que permanezcan a salvo de la pandemia.

Estas semanas estoy viendo en mis compañeros (como ya lo veía antes, porque yo les admiro desde que los conozco): la empatía, la fuerza, la solidaridad, el buen hacer, el cariño, el entusiasmo… Todas las cualidades necesarias para trabajar en una residencia de mayores, y que estos días difíciles cobran especial sentido y significado.

Gracias a todos ellos por enseñarme tanto desde el día que llegué a este centro, y por tratarme siempre con respeto y cariño.

Familias, ahora me dirijo a vosotras.

Nos estáis dando muy buenos momentos a través de vídeo llamadas. Nuestros mayores, con la que está cayendo y a pesar de los días que llevan sin veros, continúan teniendo su espontaneidad intacta, y alguno que otro lo primero que os suelta es lo gordos o gordas que estáis.

Ya sabéis que ellos no tienen filtro y no se andan con chiquitas. Quiero agradeceros los ratos de emoción y risas que nos estáis dando a través de la pantalla. Os sentimos cerca. Gracias por las palabras de ánimo y de comprensión. Quedaos en casa, que nosotros, como siempre, les estamos cuidando. También son nuestra familia.

Por último, me gustaría destacar la figura de mi directora, Begoña, que siempre tiene las palabras adecuadas en el momento preciso. Tenemos la certeza de que no hay mejor capitana para conducir este barco. Y una sólo se explica y entiende mejor este milagro de equipo del que tengo la inmensa fortuna de formar parte, en DomusVi Isdabe, sabiendo que ella está detrás, que ella nos dirige.

No quiero terminar este escrito sin expresar mi más sincero ánimo a todos los compañeros que forman parte de la familia DomusVi. Desde Isdabe creemos en todos vosotros y en el buen trabajo que estáis haciendo. Nada de esto podrá con nosotros.

¡Seguimos!

Aurora
Residencia Isdabe (Estepona, Málaga)