18/01/2018
Síntomas de ansiedad en la demencia senilHablar de demencia es hablar de deterioro irreversible de la aptitud intelectual, la memoria y la personalidad, por un daño o enfermedad permanente del encéfalo. El desempeño del paciente en las pruebas de inteligencia se deteriora, aunque por lo general conserva un buen vocabulario. A veces posee la habilidad necesaria para resolver problemas concretos, pero no puede pensar en conceptos abstractos. Por ejemplo, quizá no pueda sumar cifras, pero sí contar cuentas.
Su comprensión de las acciones y sentimientos de otras personas disminuye y puede tornarse irritable y terco, con rápidos cambios del estado de ánimo. Muchas veces, incluso, se registra una decadencia de las normas morales y una aparición repentina de cuadros inexplicables de ansiedad.
En su forma más sencilla, la ansiedad se le podría considerar como una reacción normal frente a un peligro o amenaza de peligro. La ansiedad suscita en el individuo cambios biológicos que mejoran su capacidad para responder ante las agresiones externas. Un pequeño grado de ansiedad mejora la lucidez y la eficiencia del desempeño, pero si la ansiedad continúa aumentando, con el tiempo el nivel de respuesta se deteriora.
En el anciano con demencia, la ansiedad se instala en el individuo como una forma de respuesta a alguna percepción de peligro inexistente, o que es fruto de algún delirio síntoma de la propia demencia. El paciente ansioso manifiesta signos de aprensión y adopta una postura tensa, con surcos en la frente y estrujamiento de las manos. La voz puede ser despareja o forzada, y las pupilas están muy dilatadas. Quizá haya sudoración en las manos y la cara, debilidad, náuseas y temblor.
Rara vez la persona con demencia se queja o reconoce siquiera la ansiedad, estado de tensión o depresión. Por lo que la detección de tales síntomas suele hacerse mediante observación conductual.